Su profundo pesar por el fallecimiento de los diez alumnos y su profesora, del Colegio Ecos, en el trágico accidente ocurrido el pasado 8 de octubre de 2006, cuando regresaban de una acción solidaria con otros jóvenes de la Argentina.

Señor presidente:

El domingo último, quiso el destino - o el error humano- ponerle el punto final a doce vidas argentinas, en la oscuridad de la noche santafesina.

Un primer análisis de tal circunstancia, podría indicar meramente que esa pérdida se suma a las más de seis mil quinientas víctimas fatales en accidentes de tránsito que la estadística de nuestro país arroja. Pero no.

Especialmente diez de esas vidas se extinguieron en un acto de servicio impar, silencioso, que no habría ocupado siquiera mínimos espacios en los medios de comunicación de no haber sido por la cruenta sombra de la tragedia. Ellos diez, transitaban no sólo la ruta 11 de Santa Fe, sino el camino más plausible, el que acorta distancias, el que estrecha las desigualdades: el camino de la solidaridad.

Los nueve jóvenes, chicos y chicas, y la docente que murieron en el accidente del domingo, habían llevado la excusa de ropas y alimentos no perecederos hasta Quitilipi, Chaco. Ropas y alimentos tan esperados en esa escuelita como los abrazos, las risas, el compromiso permanente de unión que se funda en el padrinazgo que el Colegio Ecos orgullosamente sostiene sobre la escuelita rural de El Paraisal.

Se adiciona ahora, para esas dos entidades educativas, una tarea para la que no alcanzan ni el duelo decretado por el Presiente de la Nación ni esta declaración. Es la de impedir que el ejemplo que nos brindaron Federico Hecker, Benjamín Bravo de la Serna, Delfina Goldaracena, Julieta Posilovic, Julieta Giataganellis, Hernán Justín, Daniela D'Agostino, Lucas Ezequiel Levin, Nicolas Kohen y Mariana Boye caiga en el olvido, siempre inexorable. Que su memoria se mantenga vigente como un designio solidario tendiente a la fraternal cohesión de nuestro pueblo.

Por último, imitando el noble ejemplo que nos brindaron, hago votos para que cada uno de nosotros, desde cada uno de nuestros lugares, nos pongamos a disposición de los deudos y de las autoridades del Colegio Ecos, para ayudar en cuanto fuera posible a superar este trance tan doloroso, tan indeseable e inesperado.

Solicito, por lo expuesto, que mis pares acompañen con su voto afirmativo esta propuesta.